Fe y gratitud: el Cerro Monje volvió a unir a cientos de fieles en una emotiva peregrinación de Viernes Santo
El Cerro Monje fue epicentro de devoción en Semana Santa, donde fieles renovaron promesas y agradecieron en un emotivo Vía Crucis.
Una vez más, el Cerro Monje se convirtió en el destino de cientos de fieles que, guiados por su fe y compromiso espiritual, llegaron desde distintos puntos de Misiones y provincias vecinas para participar del tradicional Vía Crucis viviente. El icónico cerro, ubicado a orillas del río Uruguay y a pocos kilómetros de San Javier, recibió desde la madrugada a peregrinos que, en silencio y con profunda devoción, caminaron, pedaleando o en vehículo, para cumplir promesas, agradecer bendiciones y renovar su espiritualidad en un escenario natural cargado de historia y simbolismo.
La jornada, organizada por la Parroquia San Francisco Javier, reflejó una vez más la fuerza de las tradiciones religiosas que cada Semana Santa movilizan a comunidades enteras. Muchos fieles relataron sus experiencias de fe y agradecimiento, como Lucas Vieira, quien caminó 40 kilómetros junto a su sobrino como parte de una promesa cumplida, o Ramona Taborda, que año tras año participa del Vía Crucis en gratitud por la salud de sus seres queridos.
El Vía Crucis viviente, una tradición que renueva la fe
Para quienes participaron, la representación viviente del camino de la cruz no solo conmovió por su significado, sino que fortaleció la unión familiar y comunitaria. Jóvenes como Luciano De Ávila, encargado de interpretar a Jesús en esta edición, compartieron la experiencia transformadora que significa dar vida a una de las figuras centrales de la fe cristiana. Su testimonio resaltó el valor de expresar la fe sin vergüenza y la importancia de mantener viva una tradición que trasciende generaciones.
La cita en el Cerro Monje se mantiene como un espacio de recogimiento y reflexión, donde la promesa y el agradecimiento se entrelazan, convirtiendo cada paso hacia la cima en un acto de renovación espiritual. La esencia de esta festividad es la misma: la fe, cuando se vive en comunidad y con el corazón abierto, siempre encuentra caminos para renovarse.
