Salud
¿Qué es el Síndrome Urémico Hemolítico?
El Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) es un síndrome causado por una infección producida por un grupo de bacterias llamadas Escherichia Coli, presentes en la materia fecal de los animales y las personas. Su transmisión se da a través de alimentos mal cocidos o por tener las manos contaminadas.
El SUH afecta principalmente a niños, aunque también puede darse en adultos mayores y en quienes tienen las defensas bajas a causa de otras enfermedades. En Córdoba, los nueve casos del año se dieron en niños menores de 7 años.
Comúnmente, el ganado vacuno es el principal reservorio de esta bacteria. Sin embargo, alimentos como el agua (incluso agua de red deficientemente tratada), la leche cruda y sus derivados sin pasteurizar, las frutas y verduras (melones, lechuga, espinacas, coles, brotes de soja y alfalfa), jugos de fruta no pasteurizados, yogur, mayonesa, embutidos fermentados, entre otros, también pueden generar SUH.
Cuáles son los síntomas del Síndrome Urémico Hemolítico
Los principales síntomas del SUH son diarrea, que puede estar o no acompañada por la presencia de sangre, dolor abdominal y vómitos. Otras señales de la enfermedad son la palidez, la disminución en la eliminación de orina, decaimiento o irritabilidad y, en bebes y niños, se presenta un rechazo al alimento.
El dolor abdominal y la diarrea son dos de los principales síntomas de este síndrome.
En caso de presentar estos síntomas, la persona no debe manipular ni preparar alimentos y también debe evitar asistir al trabajo, escuela, balnearios o piletas. «También recomendamos la consulta temprana ante la aparición de síntomas como diarrea, vómitos o dolor abdominal«, indicó Patricia González, referente del Departamento de Zoonosis.
Cómo puede prevenirse el SUH:
En Argentina, el Síndrome Urémico Hemolítico afecta entre 400 y 500 personas cada año. Para una mejor prevención, la ANMAT recomienda:
- Lavarse bien las manos con agua potable y jabón, después de ir al baño o cambiar pañales y antes de preparar o comer alimentos. También después de tener contacto con animales o su entorno.
- Evitar el consumo de leche cruda, productos lácteos y jugos sin pasteurizar.
- Cocinar muy bien las carnes, especialmente la picada, y sus preparaciones derivadas (hamburguesas, albóndigas, empanadas, pastel de carne) a una temperatura mínima de 71°C o más, por al menos un segundo.
- Prevenir la contaminación cruzada en las áreas de preparación de alimentos lavando bien las manos y desinfectando los mostradores, las tablas de cortar y utensilios después de manipular carne cruda.
- En las heladeras, mantener los alimentos crudos separados de los cocidos y los listos para consumir
- Lavar cuidadosamente frutas y verduras especialmente si se consumen crudas.
- Utilizar agua potable para la higiene de utensilios y recipientes utilizados en la preparación de alimentos. Cuando existan dudas sobre la inocuidad del agua para beber, hervirla 5 minutos, o agregar dos gotas de lavandina por cada litro de agua.
- Eliminar los pañales y excrementos humanos de manera que su disposición final no genere una fuente de contaminación.
- Al llegar al hogar separar y desinfectar la ropa y el calzado que se hayan utilizado en tareas con animales y que pudieran estar contaminados con materia fecal.