El 17 de marzo de 1992, la tranquilidad de la tarde en Buenos Aires se rompió en segundos. A las 14:42, un coche bomba cargado con explosivos impactó contra la fachada de la Embajada de Israel en Argentina, desencadenando una devastadora explosión. El ataque dejó 29 víctimas fatales y más de 240 heridos, convirtiéndose en uno de los atentados terroristas más impactantes de la historia del país.
Los muros se desplomaron, los vidrios estallaron y la onda expansiva se sintió a varias cuadras a la redonda. Entre las víctimas, se encontraban diplomáticos, empleados argentinos y transeúntes. También sufrieron el impacto religiosos de la iglesia San Marón, ubicada frente a la sede diplomática. A más de tres décadas del ataque, el dolor y la impunidad siguen latentes.
Voces de la embajada: el testimonio de los sobrevivientes
En un nuevo aniversario del atentado, la Embajada de Israel en Argentina, AMIA y el Congreso Judío Latinoamericano lanzaron “Voces de la Embajada”, un proyecto que rescata los testimonios de quienes sobrevivieron a la tragedia. A través de este espacio, 14 personas relatan en primera persona cómo vivieron aquel fatídico día y las secuelas que aún los acompañan.
Jorge Cohen, una de las víctimas, recuerda el horror: “La embajada voló por el aire con todos nosotros adentro”. Alberto Kupersmid, quien trabajaba en el lugar desde los 18 años, asegura que su vida quedó dividida en un antes y un después del atentado. Lea Kovensky, otra sobreviviente, confesó que sintió una extraña sensación de peligro antes de la explosión, sin imaginar lo que ocurriría minutos después.
El atentado a la Embajada de Israel en Buenos Aires dejó una marca imborrable en la historia argentina. Treinta y tres años después, la memoria sigue viva en quienes buscan justicia y en quienes, a través de su testimonio, se niegan a olvidar.