Policiales

Tras un año en prisión, la madre de Atriel fue liberada bajo estrictas condiciones judiciales

Milagros, madre de Atriel, recuperó su libertad tras casi un año detenida, en un caso que conmocionó a San Vicente.

La madre de Atriel, el pequeño de 4 años que falleció tras brutales episodios de violencia, recuperó su libertad luego de permanecer detenida casi un año. La medida fue dictada por el titular del Juzgado de Instrucción Tres, bajo el cumplimiento de estrictas normas de conducta, debido a que su situación procesal aún continúa activa.

El trágico hecho, que sacudió a toda la provincia de Misiones, ocurrió en mayo del año pasado. Atriel llegó sin signos vitales al hospital local, en brazos de su madre, quien en aquel momento admitió haberlo castigado. Las investigaciones posteriores confirmaron que el niño sufrió graves lesiones compatibles con maltrato físico reiterado. Mientras tanto, el padrastro del niño, Darío René Romero, señalado como el principal agresor, se quitó la vida en la celda donde permanecía detenido.

El calvario de Atriel y el silencio de su entorno

Las pericias policiales y los testimonios de vecinos revelaron un ambiente constante de violencia doméstica en el inquilinato donde vivía la familia. Atriel era frecuentemente escuchado llorando y sufriendo episodios de violencia, pero nunca se realizaron denuncias formales. Los informes también señalaron antecedentes conflictivos de Romero con la ley y alertas en redes sociales que, lamentablemente, no lograron evitar la tragedia.

alertas en redes sociales exponiendo los maltratos físicos del hombre hacia la criatura.

Milagros y la reconstrucción de su vida tras la prisión preventiva

Milagros sostuvo ante la Justicia que ella también era víctima de violencia de género y actuó bajo amenazas constantes de Romero. Aseguró que su miedo le impidió proteger a su hijo como correspondía. Tras cumplir casi un año de prisión preventiva y sin riesgo procesal aparente, fue excarcelada y regresó a Oberá, donde ahora intenta rehacer su vida junto a su madre y abuela.

La dolorosa frase «Ojalá que esos padres no maten al niño», pronunciada por un vecino semanas antes del crimen, hoy sigue resonando como un triste recordatorio de una tragedia que pudo haberse evitado.