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Chatbots y salud mental: ¿herramientas de apoyo o una falsa terapia?

La inteligencia artificial se incorpora al bienestar emocional, pero expertos advierten que no reemplaza la terapia psicológica profesional.

l testimonio del influencer argentino Tomás Mazza reavivó un debate cada vez más frecuente: ¿puede la inteligencia artificial ocupar el lugar de la terapia psicológica tradicional? Durante una entrevista con el streamer español René ZZ, Mazza confesó que utiliza ChatGPT como una especie de «terapeuta nocturno», a quien le envía audios cuando no puede dormir. Sus palabras resonaron con miles de usuarios en redes sociales que afirmaron encontrar alivio emocional a través de conversaciones con chatbots.

A medida que este fenómeno se viraliza en plataformas como TikTok y X (ex Twitter), surgen preguntas cruciales: ¿estos recursos digitales son una forma válida de cuidado emocional o una solución superficial que posterga el tratamiento real?

Los límites del consuelo virtual

Si bien la inteligencia artificial brinda respuestas empáticas y accesibles de forma inmediata, especialistas en salud mental advierten sobre sus limitaciones. Nicolás Aranda, psicólogo y director de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública de Misiones, remarca que herramientas como ChatGPT pueden brindar orientación básica sobre temas como ansiedad o insomnio, pero no están preparadas para abordar conflictos complejos.

«Los chatbots no captan el trasfondo emocional ni el contexto subjetivo de quien consulta. Pueden ofrecer alivio momentáneo, pero no generan cambios duraderos», explicó Aranda.

El vínculo humano, insustituible en terapia

Melisa Chávez, psicóloga clínica, coincide en que el contacto humano es central en cualquier proceso terapéutico efectivo. «La inteligencia artificial puede simular comprensión, pero no puede empatizar realmente ni intervenir con criterio clínico ante una crisis emocional», destacó.

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Para Chávez, el riesgo no está en usar la IA como una herramienta, sino en creer que puede reemplazar la presencia, escucha activa y contención que brinda un profesional. “La salud mental necesita tiempo, procesos personalizados y un vínculo de confianza que ningún algoritmo puede ofrecer”, afirmó.

Conclusión: un recurso complementario, no un reemplazo

Aunque la inteligencia artificial puede funcionar como complemento –por ejemplo, para llevar un diario emocional o reflexionar entre sesiones–, su uso debe estar guiado por un profesional para evitar malentendidos o retrocesos.

En definitiva, el bienestar emocional no puede dejarse exclusivamente en manos de una máquina. Como coinciden los expertos, ninguna tecnología puede suplantar la profundidad, el acompañamiento humano y la transformación personal que se logra en una terapia psicológica real.