La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, presentó este lunes el Plan Guacurarí, una ambiciosa estrategia para reforzar la seguridad en la frontera de Misiones con Brasil, en respuesta al avance de organizaciones criminales de ese país que operan con creciente poder en la región.
El plan contempla la creación de un Comando Unificado que coordinará el accionar de las fuerzas federales, la Policía de Misiones, la Aduana y la Dirección Nacional de Migraciones.
El objetivo es enfrentar a grupos criminales fuertemente armados que no sólo dominan las cárceles más violentas de Brasil, sino que también controlan el tráfico de drogas, la extorsión y otras actividades ilícitas. Su influencia se extiende más allá del territorio brasileño, abarcando también amplias zonas fronterizas de Paraguay y Bolivia.
El Plan Guacurarí se estructura en torno a cinco ejes prioritarios. Entre ellos, el blindaje de 25 kilómetros de frontera seca en Misiones, considerada una de las áreas más vulnerables al tráfico ilegal.
Se prevé también una intensificación de los controles en rutas y pasos fronterizos, con especial atención en el cruce internacional Bernardo de Irigoyen–Dionisio Cerqueira.
El plan incluye además una coordinación interagencial entre los distintos organismos de seguridad y control, la cooperación directa con autoridades brasileñas y actores locales para combatir redes delictivas binacionales, y un refuerzo del control territorial mediante la incorporación de inteligencia criminal y medidas especiales para proteger a los efectivos ante posibles amenazas.
Incremento de operativos y reacciones violentas
Según un informe del Ministerio de Seguridad, desde febrero las fuerzas federales incrementaron los operativos en la zona, logrando secuestrar drogas y productos de contrabando.
Sin embargo, la escalada en la lucha contra el crimen transnacional no fue gratuita: el mismo informe advierte que se han producido reacciones violentas, incluyendo atentados, amenazas directas y actos intimidatorios contra miembros de la Gendarmería. Entre los hechos más graves se destacan balaceras dirigidas a viviendas de oficiales y a instalaciones operativas.
Con esta ofensiva, el Gobierno nacional busca frenar el avance de estructuras criminales cada vez más organizadas y peligrosas, que desafían la soberanía y el control estatal en una de las zonas más sensibles del mapa fronterizo argentino.
Más detalles del plan
El Comando Unificado Guacurarí estará compuesto por efectivos de la Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval, Policía de Seguridad Aeroportuaria y el Servicio Penitenciario Federal.
La Policía de Misiones también tendrá representación a través de enlaces designados por la provincia. El objetivo es coordinar operativos conjuntos que permitan recuperar el control territorial y actuar sobre redes delictivas transnacionales.
El plan tendrá una duración inicial de 180 días, prorrogables según evolución de la situación, y se enmarca en una política más amplia de reforzamiento de las fronteras impulsada por el Gobierno nacional, que incluye también los planes Güemes y Roca, en Salta y Jujuy, respectivamente.
Los principales grupos criminales brasileños
En el marco del lanzamiento del Plan Guacurarí, cuyo objetivo es reforzar la seguridad en la frontera entre la provincia de Misiones y Brasil, el Ministerio de Seguridad identificó y dio detalles sobre las mayores organizaciones criminales brasileñas, el Primer Comando Capital (PCC), el Comando Vermelho y el grupo conocido como Bala Na Cara, que actúa en el sureño estado de Río Grande do Sul.
Los tres tienen historias y orígenes diferentes, pero coinciden por su violencia e influencia en el control territorial. En ese sentido, el Primer Comando Capital es la red criminal más grande y organizada de Brasil. Fue creada en los años 90 en una cárcel de San Pablo.
Según la Fundación Insight Crime, dedicada a la investigación sobre las amenazas a la seguridad nacional de América Latina y el Caribe, el grupo tiene “soldados” en todos los estados de Brasil y expandió sus operaciones a Bolivia, Paraguay, Europa y Asia.
Se estima que está conformado por más de 11.000 miembros y posee ingresos mensuales de varios millones de dólares. Además, mantiene fuertes lazos con la mafia calabresa conocida como la ‘Ndrangheta y extendió sus operaciones de lavado de dinero a China.
Su máximo líder es Marcos Roberto de Almeida, alias Tuta, detenido en mayo en Bolivia y extraditado en las últimas semanas a Brasil. Actualmente se encuentra en una prisión de máxima seguridad en Brasilia.
Comando Vermelho: robos a bancos y tráfico de cocaína
Por su parte, el Comando Vermelho (Comando Rojo) es la banda criminal más antigua del Brasil y la mayor enemiga del PCC. Fue fundado en una prisión de Río de Janeiro en la década del 70. En sus orígenes se dedicaba a la protección de detenidos. Tras perpetrar asaltos y robos a bancos, en los años 80, el grupo expandió su actividad al tráfico de cocaína con la ayuda de carteles colombianos.
Su mayor poder se encuentra en las favelas de Río de Janeiro, aunque tiene tentáculos en todo el país, en especial en Mato Grosso y el Amazonas. Según Insight Crime, a lo largo de los años “se ha convertido en una amenaza nacional y transnacional considerable”.
También se extendió a Bolivia y se sospecha que mantiene vínculos con disidentes de la guerrilla colombiana de las FARC. Su estructura se divide en células locales y redes independientes pero aliadas. Su histórico líder, Luiz Fernando da Costa, alias Fernandinho Beira-Mar, cumple cadena perpetua.
Bala Na Cara, con especialistas en explosivos
Por último, Bala Na Cara es una organización secundaria, pero con gran poder regional. La mayoría de sus cabecillas son de Porto Alegre, capital del estado de Río Grande do Sul, fronterizo con Misiones.
Su actividad está centrada en especial en asaltos, aunque en los últimos tiempos se amplió al lavado de dinero y el narcotráfico. Sus miembros son considerados expertos en explosivos y armas.
Se cree que esta organización delictiva tomó su nombre de la costumbre de rematar a sus enemigos con un balazo en la cara para evitar su reconocimiento. También poseen influencia en Paraguay, donde fueron detenidos numerosos de sus soldados y cabecillas.
Fuente: Misiones Online